jueves, 10 de noviembre de 2011

Y llegó un final


Durante siete meses he estado guardando a un niño de un año y medio, y lo he estado cuidando tres días a la semana durante tres horas. Al principio me costó un poco porque el no me conocía y tuvimos que adaptarnos el uno al otro; pero al final lo conseguimos y la verdad es que nos hemos llevado muy bien. Durante el verano lo guardé por las tardes, y he de decir que me fastidiaba un poco porque mis amigos trabajaban por las mañanas y por las tardes libraban, por lo que no nos vimos tanto como me hubiera gustado; pero el trabajo es el trabajo y hay que saber valorarlo, y sobretodo ahora que escasea. La cuestión es que hoy he terminado y me da un poco de pena. La madre del niño trabaja en una tienda y cierra durante el invierno, por lo que tendrá más tiempo para estar con él. El caso es que en algunas ocasiones deseé que llegara el final, porque el pequeñajo estuvo un poco insoportable algún que otro día y cogió la manía de morderme cuando no hacía lo que él quería; pero llegamos a entendernos y a llevarnos muy bien, por lo que hoy al despedirme de él me ha dado pena pensar que no volveré a verle por las mañanas, jugar con él o darle de comer. En estos siete meses he aprendido que no es tarea fácil cuidar a un niño pequeño y menos si al principio éste no te tiene confianza, pero aún así me ha encantado ver como ha ido cambiando día a día, ver los progresos que ha ido haciendo; tuve el privilegio de ver como empezaba a andar y decía sus primeras palabras, (hasta le he enseñado algunas) y ver como era capaz de entender todo aquello que le decía. Le he llegado a querer muchísimo y no os imagináis lo que me ha hecho reír durante todo este tiempo y la felicidad que me daba con tan solo verle aprender cosas tan simples como que se quedase en una esquina cuando veía que se acercaba un coche; pero lo mejor de todo fue cuando me cogió confianza y empezó a abrazarme y darme besos sin que nadie se lo dijera.

Y ahora vuelvo a estar sin trabajo y con demasiado tiempo libre... no confío en que me llamen este año para trabajar de maestra, ya que las cosas pintan cada vez peor; he de decir que estoy haciendo un postgrado sobre Lenguaje oral y escrito en educación infantil, pero es sólo cada quince días los viernes y los sábados, y también doy repaso dos días a la semana, pero aún así me sigue sobrando tiempo. En fin, esperemos que las cosas se arreglen y algun día me llamen, porque no os imagináis las ganas que tengo de trabajar como maestra que soy, ya que tengo la sensación que todo lo que aprendí en la carrera lo estoy olvidando poco a poco.